Los robots no son cosas del futuro, están bien presentes.
La publicidad del abuelo electrónico es mentira, pero las muñecas sexuales de 18000 dólares no. Podés elegir sus partes, y algunas hasta a veces te dicen que no.
La Realdoll X, obviamente, tiene forma humana, pero vivimos con muchos más robots que no se parecen a humanos.
Desde hace décadas muchos procesos industriales utilizan robots, aunque la novedad es que tenemos algunos dentro del celular, limpiando una piscina, o quitando el polvo de una alfombra.
Entre una muñeca sexual y Siri hay una diferencia:
Una opera mecánicamente y el otro solo opera información. Aunque en ambos casos necesitamos un software que regule su comportamiento.
El software de los robots puede dividirse en dos grandes grupos:
- Tareas repetitivas bajo condiciones normales (o sistemas expertos)
- Software de Inteligencia Artificial (por ejemplo, capaces de reaccionar ante situaciones nuevas)
A veces los confundimos. Un sistema de vuelo nos lleva por el aire sin la necesidad de humanos, y un sistema automático de escritura puede redactar una nota periodística sin que nos demos cuenta de que el autor ese una cosa.
Los robots que pululan limpiando una casa necesitan sensar el entorno, como los coches autónomos, y a partir de este escenario deciden por software qué hacer según los objetivos previstos.
En cambio, los robots que se dedican a detectar fakes en Wikipedia no tienen sensores, sino que toman nueva información y la comparan con datos históricos para detectar errores y ponen un aviso automático en la página editada. Si, Wikipedia es una edición de contenidos colaborativos entre humanos y robots.
Como el software mejoró su capacidad para encontrar patrones entre enormes cantidades de información, la aplicación del análisis de datos automatizados para detección de enfermedades se está desarrollando en forma muy acelerada.
A diferencia de los sistemas expertos (los que hacen siempre lo mismo repetitivamente), los algoritmos de inteligencia artificial, suelen cumplir algunas reglas.
Algunas intentan superar los problemas que se plantean desde Turing a mediados del siglo XX, y otras provienen de la ficción, como las leyes de Asimov. Aunque estamos creando robots que no las cumplen.
Hay que advertir que tenemos a mano muchos robots, y que los desarrollos de consumo masivo de heladeras, casas inteligentes, y prácticamente todo lo que podremos controlar con nuestra voz se basan en inteligencia artificial. Pero también, hay que advertir que la inteligencia es otra cosa.
Ni los robots necesitan tener aspecto humano, ni la inteligencia se puede definir como un software.
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[…] Rodeados de robots […]